Luke 3

II. PREPARACIÓN DE JESÚS PARA LA VIDA PÚBLICA

Predicación de Juan Bautista

1El año decimoquinto del reinado de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, Filipo su hermano tetrarca de Iturea y de la Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene
1. A pesar de las múltiples indicaciones no es posible fijar exactamente el año en que el Bautista empezó a predicar y bautizar. Probablemente fue el año 28 de nuestra era.
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2bajo el pontificado de Anás y Caifás
2. No había más que un solo sumo sacerdote: Caifás. Anás, su suegro, que había sido sumo sacerdote, se menciona aquí, así como en la pasión de Cristo, por el influjo que aún tenía.
, la palabra de Dios vino sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
3Y recorrió toda la región del Jordán, predicando el bautismo de arrepentimiento para la remisión de los pecados, 4como está escrito en el libro de los vaticinios del profeta Isaías: “Voz de uno que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas
4. Véase 1, 17 y nota; Is. 40, 3-5; Mt. 3, 3; Mc. 1, 2-3; Jn. 1, 23. Voz de uno que clama: Juan era todo voz, dice S. Ambrosio: la voz del Espíritu que anunciaba al Verbo.
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5Todo valle ha de rellenarse, y toda montaña y colina ha de rebajarse; los caminos tortuosos han de hacerse rectos, y los escabrosos, llanos
5. El sentido profético-histórico de estas palabras de Isaías se refería a las naciones gentiles que debían ser humilladas antes del triunfo mesiánico. Cf. Za. 1, 11; Mal. 3, 1.
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6y toda carne verá la salvación de Dios”.

7Decía, pues, a las multitudes que salían a hacerse bautizar por él: “Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar de la cólera que os viene encima? 8Producid frutos propios del arrepentimiento. Y no andéis diciendo dentro de vosotros: “Tenemos por padre a Abrahán”. Porque os digo que de estas piedras puede Dios hacer que nazcan hijos a Abrahán
8. Aquí se condena la idolatría de la sangre. Dios no tiene en cuenta la raza o descendencia natural, sino el arrepentimiento y la sinceridad de conciencia.
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9Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles; todo árbol que no produce buen fruto va a ser tronchado y arrojado al fuego”. 10Preguntábanle las gente “¡Y bien! ¿qué debemos hacer?” 11Les respondió y dijo: “Quien tiene dos túnicas, dé una a quien no tiene; y quien víveres, haga lo mismo”. 12Vinieron también los publicanos
12. Los publicanos o recaudadores de impuestos, eran sumamente odiados por sus injustas exacciones.
a hacerse bautizar, y le dijeron: “Maestro, ¿qué debemos hacer?
13Les dijo: “No hagáis pagar nada por encima de vuestro arancel”. 14A su vez unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué debemos hacer?” Les dijo: “No hagáis extorsión a nadie, no denunciéis falsamente a nadie, y contentaos con vuestra paga”. 15Como el pueblo estuviese en expectación, y cada uno se preguntase, interiormente, a propósito de Juan, si no era él el Cristo, 16Juan respondió a todos diciendo: “Yo, por mi parte, os bautizo con agua
16. El bautismo de Juan era para dar el arrepentimiento en que Israel debía recibir al Mesías. Véase Hch. 19, 4. Cf. Rm. 6, 1 ss.
. Pero viene Aquel que es más poderoso que yo, a quien yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
17El aventador está en su mano para limpiar su era y recoger el trigo en su granero, pero la paja la quemará en un fuego que no se apaga”.

18Con estas y otras muchas exhortaciones evangelizaba al pueblo. 19Pero Herodes, el tetrarca, a quien él había reprendido a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y a causa de todas sus maldades, 20añadió a todas estas la de poner a Juan en la cárcel.

Bautismo de Jesús

21Al bautizarse toda la gente, y habiendo sido bautizado también Jesús, y estando Este orando, se abrió el cielo
21. No puede sorprendernos la humildad de Juan (v. 16) cuando vemos aquí al Verbo encarnado sometiéndose, para dar ejemplo, al bautismo de la penitencia.
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22y el Espíritu Santo descendió sobre Él, en figura corporal, como una paloma, y una voz vino del cielo: “Tú eres mi Hijo, el Amado; en Ti me recreo”.

Genealogía de Jesús

23Y el mismo Jesús era, en su iniciación, como de treinta años, siendo hijo, mientras se creía de José, de Helí
23. S. Mateo (1, 1 ss.) presenta a Jesús como hijo de Abrahán y de David, esto es: miembro del pueblo de Israel y heredero de su cetro. Como esta herencia se transmitía por línea masculina, Mateo expone, en forma descendente, la genealogía legal de Jesús , o sea la de San José, quien aparecía legalmente como su padre. S. Lucas, que acaba de mostrar aquí (v. 22) a Jesús como Hijo de Dios, nos da a continuación una genealogía ascendente que llega hasta Dios y cuyos personajes son distintos de los presentados por Mateo, lo cual inclina a pensar desde luego que no se refiere ya al mismo S. José, y tanto más cuanto que, en Mateo, la descendencia de David es por Salomón (línea real) y en Lucas por Natán. Dura cosa sería además aceptar la opinión de que ambos evangelistas hubiesen omitido darnos la verdadera y única genealogía de Jesucristo, que es la de “María su madre”. Una lectura atenta del texto griego muestra que la versión más probable de este texto es la que toma “hos” en el sentido de “mientras”, como se hace en Ga. 6, 10; Jn. 12, 36, etc., y sobre todo como lo hace el mismo Lucas, v. gr. en 24, 32 donde lo usa por dos veces diciendo: “¿No es verdad que nuestro corazón estaba ardiendo entre nosotros mientras nos hablaba en el camino, mientras nos abría las Escrituras?” Resulta así que Jesús, en tanto que se le tenía por hijo de José, lo era en realidad —por la Virgen— de Elí, abreviación de Eliaquim (que significa lo mismo que Joaquín, según una tradición padre de María y abuela del Señor) y, en consecuencia, de todos los ascendientes de Elí hasta Adán, y también del mismo Dios. Creemos que las opiniones que se han apartado de esta interpretación literal, por lo demás ampliamente fundada en la obra de Heer “El árbol genealógico de Jesús” (Friburgo 1910), partieron de los textos latinos que usan —para indicar cada generación— la expresión “qui fuit”, introduciendo un elemento nuevo ausente en el original griego, en el cual se lee simplemente “tu”, que se traduce por “de”, esto es, “hijo de”. Véase 1, 27 y nota.
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24de Matat, de Leví, de Malquí, de Jannaí, de José, 25de Matatías, de Amós, de Naúm, de Eslí, de Naggaí, 26de Maat, de Matatías, de Semeín, de Josech, de Jodá, 27de Joanán, de Resá, de Zorobabel, de Salatiel, de Nerí, 28de Melquí, de Addí, de Kosam, de Elmadam, de Er, 29de Jesús, de Eliezer, de Jorim, de Matat, de Leví, 30de Simeón, de Judá, de José, de Jonam, de Eliaquim, 31de Meleá, de Menná, de Matatá, de Natán, de David
31. Natán era, como Salomón, hijo de David por Betsabee (1 Cro. 3, 5), la mujer que este quitó a Urías (2 Sam. 11); por donde vemos la indecible humildad de Jesús que no desdeñó llevar esa sangre. Véase la nota a 1 Tm. 1, 4.
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32de Jessaí, de Jebed, de Booz, de Salá, de Naassón, 33de Aminadab, de Admín, de Arní, de Esrom, de Farés, de Judá, 34de Jacob, de Isaac, de Abrahán, de Tara, de Nachor, 35de Seruch, de Ragau, de Falec, de Eber, de Salá, 36de Cainán, de Arfaxad, de Sem, de Noé, de Lamec, 37de Matusalá, de Enoch, de Járet, de Maleleel, de Cainán, de Enós, de Set, de Adán, de Dios.
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